Poesía autómata: Moderador debe aceptar condiciones

Moderador debe aceptar condiciones.
Juez anuncia:
se absuelve al pregonador,
a la marioneta binaria, mecánica
¡Al autómata!
De seguir reportando sus obras.
Que pare, por favor, que pare.
Diagnosticado de androide palpable,
en este centro imputado, es culpable
si transmisor de letras, en azar periódico
repite propaganda propia y desagradable.
Bueno, se sentencia esto por ahora.
Desde ahí, desde lo adivino, fallaron en recordarles
lo que tanto debían a los inventores malditos
(porque el sistematizar se ha vuelto de lo más corriente).
Preceptivamente, lo imperioso de aquella acta,
es que menos malditos y muy rimbombantes, si alejan de la boca carnuda y se van al espejo, al cómplice binario. Imitará muy bien a tus amigos,
de padres a hijos, perfectamente emulados
te verás alcalde de municipio impostor.
Ya ni tan blancos, al extremo andando
envidiarás elocuencia ajena; con desprecio,
recurrirás al código cifrado. Reiniciarás las ruedas.
Y de nuevo ¡Kabún! Al robot encenderás
¡Te colmarás entre aplausos! (falsos)
Esta herramienta virtual, esta imprenta,
es fascinante, una verdadera adicción.
Todo el día, a toda hora, la imprenta imprime,
difunde, airea, adula, alaba, ensalza y engancha
¡Nos engancha a todos!
No descansa, no ¡Nunca! Así se distribuye mejor, sin parar.
Leete a ti mismo, en voz alta, mil veces ondina sirena.
Caes sereno, a secas, no lo resistes
tan presumido que no suplicas nada
no tarareas en los grandes pasillos
ni recuerdas ningún rostro. Ni uno.
No, ya no te hacen falta, pues el androide
se ha ubicado de manera muy firme en ti.
Contando con desesperados, los sacos largos,
al androide instauras como regio, nervudo y musculoso.
Del maestro al domado, del humano al autómata,
conectas publicidad a todos, por todos.
Y, divulgas entramado sólido compuesto: adulación.
Te sientes saturado, famoso, y feliz (?)
Creo que esto había quedado advertido:
si las taquillas promueven ofertas ridículas aun vacías (es decir, que si aun están vacías)
las salas invocarían afán ardiente
para acoplarnos a todos en comunidad.
Les aseguro del augurio anterior no se puede franquear resolución,
los padres ya no nos quieren oír.
Por esto ¡Poetas fraudulentos! Árbitros sin trascendencia, machas negras yeguas y madres sustitutas; se les quiere muertos y sin fama.
Sí, se les quiere muertos.
La fama es la androide, la fuente operaria instinto deplorable que infecta por completo !Que no hayan más redes!
Mis estimados pacientes sociales, escribir es el fin mismo
leed la demanda y lo entenderás:
La adulación vendida en mercados, por bolsas, industrializada para las masas, es la muerte del hombre.
Creo que podemos coincidir que el demandante tenía razón.
¿Aceptas estos términos antes de continuar?
Escrito e ilustrado por Marcos San Juan.